Expo Chicago 2024
La ciudad de Chicago cuenta con un patrimonio cultural excepcionalmente diverso y valioso, Chicago es reconocida por ser un polo musical (del blues y el jazz al hip hop), por sus iconos literarios (Dos Passos, Gwendolyn Brooks, Philip Roth) y por su legado arquitectónico (con edificios de Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe y Gehry). Además cuenta con un entramado de grandes museos e instituciones, y galerías pujantes.
A este ecosistema se sumó en 1980 Expo Chicago, que siguiendo el modelo de Art Basel, se constituyó como la primera feria de arte en Estados Unidos. Después de algunos años complicados que incluyeron cambios de sede y problemas financieros, en 2012 la feria de arte moderno y contemporáneo fue revitalizada por el mando de Tony Karman, y logró diez exitosas ediciones, hasta que el año pasado fue adquirida por Frieze, el conglomerado de arte que opera la famosa revista homónima y ferias consolidadas en Londres, Los Ángeles, Nueva York y Seúl.
No fue la única adición con la que se hizo Frieze en 2023, ya que también adquirieron el Armory Show de NuevaYork, sin intenciones de rebrandearlas. Simon Fox, director ejecutivo de Frieze, ha manifestado que esta decisión se toma con base en el objetivo de que Expo Chicago (y el Armory Show) mantengan su identidad e historia. Asimismo, se mantuvo la idea de que Expo Chicago favorecerá a las galerías y al mercado del Medio Oeste estadounidense con un enfoque más bien regional.
En Expo Chicago no se vive el frenetismo de otras grandes ferias, se vive a un paso más relajado que da espacio a la contemplación y la reflexión. Este sigue siendo uno de los atractivos de la feria que en esta edición acogió 170 expositores. Entre las galerías de mayor perfil se encontraban Perrotin, Kasmin, Nino Mier Gallery y la brasileña Nara Roesler; además de un fuerte contingente de galerías locales entre las que se destacaron Corbett vs. Dempsey, Document, Rhona Hoffman Gallery, Mariane Ibrahim y Monique Meloche. Latinoamérica estuvo presente con La Cometa y SGR Galería de Colombia; Curro y Labor de México; El Apartamento de Cuba y la brasileña Verve (además de Nara Roesler).
Como es común en las grandes ferias, las secciones tienden a ser más propositivas y a tocar temas pertinentes bajo el criterio de la dirección de la feria y los curadores seleccionados. Además, las secciones conectan con una audiencia amplia y diversa, y enriquecen la experiencia de la feria.
Es el caso de la sección «In Situ», bajo la conceptualización de la curadora independiente Amara Antilla quien, quien, de acuerdo a su trayectoria, concentro el mayor número de propuestas de artistas latinoamericanos.
«In Situ» comparte el título con la novela distópica de Paul Auster El país de las últimas cosas, y presentó quince obras de gran formato en las que se examina la naturaleza precaria de la vida contemporánea. La curadora seleccionó a artistas que tocan temas sensibles y urgentes como el fracaso económico, la inestabilidad ecológica y la disolución política.
La presentación inició con la una instalación de fotografías de gran formato de Lúcia Koch (Brasil), quien mostró los interiores de las cajas de cartón vacías que quedan después de una compra en línea (especialmente durante la pandemia): la obra insinúa los peligros de la nueva economía digital y el costo ecológico.
El colombiano residente en París, Iván Argote reinterpretó una acción realizada en un parque de Bogotá. En ésta Argote cubrió el monumento Francisco de Orellana, supuesto «descubridor» del Amazonas, con la intención de desaparecer al personaje de esta problemática historia.
La chilena Voluspa Jarpa, que analiza archivos y documentos que contienen narrativas ocultas, presentó una serie de documentos desclasificados del FBI que muestran las prácticas intervencionistas de Estados Unidos en Latinoamérica. En este caso el apoyo que recibió la dictadura de Pinochet, sugiriendo con la exhibición masiva de estos documentos la pérdida de sentido.
Por su parte, la mexicana Claudia Peña Salinas tuvo en Expo Chicago una instalación con piezas de acrílico que representan estilizaciones de la escritura maya y de símbolos aztecas como una forma de aludir a las cosmovisiones indígenas y a la memoria colectiva de las Américas desde un lenguaje contemporáneo.
Elena Damiani, originaria de Perú, con una pieza a base de piedras de mármol talladas a mano sobre una estructura de metal, evoca el tiempo geológico descontextualizado, proponiendo una reflexion sobre el paso del tiempo natural y sus tensiones en el Antropoceno.
La sección «Exposure» a cargo de Rosario Guiraldes, curadora en jefe del Walk Art Center incluyó 47 galerías emergentes (con menos de diez años de antigüedad) con muestras individuales o a dúo.
La galería Verve de São Paulo presentó obras de los brasileños Moisés Patricio y Nádia Taquary, quienes dialogan sobre la tradición y la religiosidad. Ambos se acercan a la tradición religiosa, como sucede en las esculturas totémicas de Taquary en donde la cabeza de cobre refiere a la noción del tiempo circular.
Lorena Torres en el booth de la Galería SGR expuso su nueva serie «No te veré morir», en la que explora temas como el amor, la pérdida, el anhelo y la relación entre el espíritu y el cuerpo con imágenes que se mueven entre la realidad y la fantasía.
La galería local SEPTEMBER, exhibió la obra de Reginald Madison. Miembro del Movimiento de las artes negras en Chicago, Madison entreteje las historias de la cultura afrodescendiente relacionadas con la música, la poesía y el arte.
Por su parte la galería Patel Brown, mostró trabajos de la serie Mosquito Net de Rajni Perera de Sri Lanka. La artista multidisciplinaria estuvo presente en la última Bienal de Gwangju y participará en la próxima Bienal de Sharjah. En esta serie a través de telas con dibujos de figuras mitológicas realizadas en gouache y carbón, con aplicaciones de perlas e hilo metálico, narra una historia utilizando los rituales y la metodología del shamanismo, para indicar la búsqueda de la liberación del espíritu y un futuro esperanzador.
Gether Contemporary (Copenague) tuvo un booth individual con obras de la artista danesa Sif Itona Westerberg. En Keepers I, II y III, utiliza concreto tallado a mano para reinterpretar el arte clásico y explorar la transformación y la relación con la naturaleza.
Una galería sobresaliente en la sección principal fue Nino Mier Gallery, quien presentó la obra de Cameron Welch. El artista, de padre afroamericano y madre rumana, trabaja con la técnica milenaria de los mosaicos, a la que le da toques contemporáneos añadiendo pedazos de cds, espejos y recortes de revistas. En sus piezas, Welch entrelaza la mitología con la vida cotidiana para proponer nuevas narrativas sobre la negritud.
A través de sus secciones curadas, Expo Chicago fue una muestra de cómo —a pesar de que los discursos supremacistas vuelven a cobrar presencia de frente a las elecciones presidenciales en Estados Unidos y de cara al inminente conflicto armado en el mundo—, el arte contemporáneo continúa proyectando la diversidad, y da visibilidad a artistas afrodescendientes, afrolatinos, y a prácticas y formas de vida distintas a la hegemonía.
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