El fenómeno de los zoológicos humanos, exhibidos en Europa, sirvieron para asentar los principios expansionistas económicos al construir las nociones de los salvajes, lo exótico y los otros. Desde 1815 a 1958 significaron la popularización empírica del racismo europeo y, simultáneamente, la legitimación de la conquista sobre los territorios de estos lugares no-europeos. Desde 1874, el comerciante alemán, Karl Hagenbeck montó espectáculos en los que exhibían a individuos de pueblos “exóticos”. En el primer año recibió un millón de visitas.

La “mirada científica” también ayudó a enfatizar las diferencias culturales entre las naciones occidentales y las no-europeas. Para ello se recogerá esta mirada sobre estos cuerpos. En los diarios de viaje de Darwin se puede leer que consideraba a los fueguinos como “las criaturas más abyectas y miserables”. Darwin llegó al falso convencimiento de que los nativos practicaban el canibalismo. Estas conclusiones “científicas” se popularizaron a partir de 1850. En esos años aparece el Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas (1853) del escritor francés Joseph Arthur de Gobineau, obra inicial de la filosofía racista. Su tesis, basada en el factor racial, es decisiva para establecer la causa de la muerte de las civilizaciones. La superioridad racial aria se basa en “el monopolio de la belleza, de la inteligencia y de la fuerza”.

El fenómeno de la exhibición del otro debe ser comprendido en su dimensión cultural, social, psíquica y geopolítica, ya que los zoológicos humanos en Europa explicitan su magnitud debido al largo periodo de ocurrencia del fenómeno (más de un siglo) y la extensión geopolítica y urbana que compromete a 70 ciudades europeas y 10 países donde ocurrieron.